domingo, 2 de febrero de 2014

Mis primeros días...

Hoy hace un año desde que vine al mundo…, no recuerdo mucho de ese momento pero voy a intentar contaroslo. Recuerdo que mi mamá Ona estaba en un sitio muy frio y mis hermanos y yo decidimos salir a conocer el mundo, algunos decidieron (decidimos, no lo recuerdo…) salir los primeros y entonces llegaron unas chicas a ayudar a mamá y nos llevaron a un sitio más cómodo y caliente y fuimos saliendo todos. Las chicas nos cogían y nos daban calor y comida, y después de un tiempo nos pusimos a comer todos juntos, también se estaba calentito porque estaba con mamá y con mis hermanos; aunque a veces si algún hermano tenía hambre nos quitaba a otro para poder comer más…





Después de unos días nos llevaron a una de mis hermanas, Elba, y a mi a otro sitio distinto. Allí una chica nos cuidaba, nos daba calor, nos tapaba y nos daba de comer, pero un día me puse muy triste porque mi hermana Elba se puso malita y lloraba mucho… a veces estaba conmigo y otra veces la chica la cogía para cuidarla, cuando se calmaba la ponía conmigo otra vez y para cuidarla yo también me ponía encima de ella y así darla calorcito pero la chica nos separaba porque Elba empezaba a llorar, igual la hacía daño porque yo era un poquito más grande que ella… pero yo quería cuidarla también! Después de un tiempo, Elba dejó de llorar y estaba un poco más fría que antes, yo tampoco la sentía respirar y me asusté mucho así que empecé a llorar, la chica cogió a Elba y aunque no oía muy bien (porque aún tenía los ojos y los oídos cerrados) se que la dijo unas cosas muy bonitas. Después me cogió a mi, que seguía llorando porque no sabía qué pasaba y echaba de menos a Elba pues había sido mi compañera de cama y ahora estaba allí solito. La chica también me dijo cosas muy bonitas, me abrazó mucho y empecé a mojarme un poquito, ahora ya se que eso eran lágrimas (porque la chica resulta ser muy llorona y a veces cuando llora yo le lamo las lágrimas para que deje de llorar y porque ¡están saladas!). Desde ese momento, no se muy bien qué me dijo pero sentí que iba a hacer todo lo posible porque me quedara con ella!






Me pasé el resto del día llorando mucho yo también porque quería estar con Elba, así que de repente mi cama empezó a moverse y cuando paró otra chica me cogió, no sabía dónde estaba ni donde me llevaban pero cuando me dí cuenta, ¡estaba con el resto de mi hermanos y con mamá Ona! Con ellos pasé un tiempo, empecé a abrir los ojos y a ver pequeñas cosas que no entendía muy bien, eran como sombras y algunas se movían, también había luz, a veces había mucha luz y otras veces casi no había y no podía saber qué tenía delante (¡como cuando cierras los ojos!). También se me empezaron a abrir los oídos y cada vez oía más cosas y más alto porque ahora ya sé que nosotros tenemos unos oídos muy potentes y podemos oír cosas que están muy lejos o que los humanos no pueden oír. Es como con mi trufa, nuestro olfato es también muy potente y podemos oler cosas que ya no están en un lugar, cosas que estuvieron días atrás, y cosas que están lejos y empezamos a seguir el olor hasta encontrarlo, a veces nos concentramos tanto que se nos olvidan el resto de cosas, yo incluso, a veces me concentro tanto que no escucho cuando me llaman…




De mi tiempo con mi familia perruna recuerdo algunas cosas, los mimos de mamá Ona,










los primeros juegos con mis hermanos...

























y recuerdo un día que me hicieron fotos, nos hicieron fotos a todos, decían algo de que así nos encontrarían una familia humana que nos quisiera mucho, yo intenté decirles que había una chica que ya me quería mucho y que me iría con ella a su casa! (aunque el resto del mundo no lo sabía, ella y yo sí que lo sabíamos).













Un día llegó el momento de separarme de mi familia perruna, nos llevaron a cada hermano a una casita donde nos cuidarían mucho hasta que nos encontraran una casa definitiva o hasta que nos ganáramos el corazón de nuestras casas de acogida (cosa que tengo entendido que hicimos más de uno… ¡muy bien chicos!). A mi me llevaron a una casa y cuando entré me resultó familiar, y qué sorpresa cuando me cogieron en brazos... ¡Era de nuevo esa chica!, bueno ya puedo presentárosla oficialmente es mi dueña y se llama Henar. Ya sabía yo que tenía que ir con ella… se ve que las chicas sí que me escucharon!










Los primeros días aún no sabía si me quedaría con ella, luego me explicó que estaba intentando que la dejaran tenerme en casa y me dijo que la tenía que ayudar, tenía que intentar hacer muchas monerías y jugar mucho con el señor de la casa, bueno en realidad con todos, pero por lo que me contó, el señor era un “hueso duro de roer”... y yo mejor que nadie se lo que eso significa! Así que me puse a ello, y me empeñé mucho, Henar dice que de ahí me viene esa facilidad que tengo ahora para poner carita de pena y salirme con la mía como no se qué gato de una película…




Así que al final lo conseguí, un día Henar me confirmó que sí!! que esa era ya oficialmente mi casa!! Así que ahora vivo con Henar, que es mi dueña y con más gente (como otra Henar, Luis o Nacho) que os iré presentando poco a poco, que yo ahora me voy  jugar un poco con la pelota.







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