viernes, 9 de octubre de 2015

Y ya hace tres años...

Hace unos días, felicitamos a alguien muy especial, pero que ya dijimos que se fue hace un tiempo, pues hoy hace exactamente 3 años que se marchó...

Hace tres años, tal día como hoy, a la vuelta del veterinario, después de despedir a Nala, Henar escribió una cosa que hoy me ha dejado compartir con vosotros:

"Hasta siempre mi pinsesota…"

Mi pinsesota, mi pequeña, mi bolita, mi vaquita… Nala

Esta es la mejor forma que encuentro de soltar todo lo que tengo dentro y que me está haciendo añicos…

Estoy segura de que mucho lo entenderéis, pero sólo aquellos que hayáis tenido un vuestras vidas un perro podréis llegar a sentir lo que de ella pueda decir… porque hasta que no compartes tu vida con ellos no puedes ver lo que de verdad pueden llegar a ser…una parte más de la familia. Así es, uno más, incluso ahora, siento mucho más cariño y amor por ella que por muchas personas que se encuentran a mi alrededor.

El amor de un perro es único y especial, y el amor de Nala es mucho más… Nunca me habían hecho tan feliz y a la vez nunca me había dolido tanto separarme de alguien…. porque son tantos momentos y tantas cosas que agradecerla…

Si algo tengo que agradecerle es haberme enseñado a ser mejor persona de lo que jamás podría haber sido si no hubiera estado en mi vida… aunque nunca vaya a poder llegar a ser como ella, porque ellos son, en muchos sentidos, mejores que nosotros…

Y algo más que es mérito suyo, y es que ella hizo que perdiera el miedo que tenía a los perros… verdadero miedo… ¡cómo me subía al respaldo del sofá pensando que me iba a morder cuando la pobre apenas alcanzaba el asiento de sofá!…, poco a poco me fue enseñando que no hay nada que temer, porque ellos son buenos por naturaleza y sólo saben querer… ahora y gracias a ella adoro especialmente a los perros porque me ha enseñado lo especiales que son y todo el amor que pueden darnos…

Como nos ha dicho el veterinario, no hacerlo, habría sido egoísta, porque ella estaría sufriendo; y eso es lo último que queríamos, que ella sufriera… porque ella nunca nos habría hecho sufrir a nosotros. Estos días han sido duros, pero todo lo felices que nos ha hecho durante este tiempo, no podremos olvidarlo…

Solo espero que esté donde esté, se encuentre bien…, yo creo que sí, porque cuando se iba, sonreía, supongo que en el fondo sabía que sólo buscábamos lo mejor para ella, y seguro que ahora está en un lugar mejor, observándonos y protegiéndonos desde allí. Y ojalá el día de mañana podamos encontrarnos de nuevo… (¡qué se yo!).
  
Y  como ya dije hace unos días, recordando a Enzo (“El arte de conducir bajo la lluvia”), si algo así pudiera pasar de verdad… “...Si tan sólo pudiera encontrar tu mirada en otros ojos el día de mañana...
  
Que nunca olvide lo que la quisimos, porque nosotros nunca olvidaremos lo que la hemos querido y la seguiremos queriendo y todo lo que ella nos quiso, cualquier día a cualquier hora, pasara lo que pasase, ella siempre estaba ahí para escucharnos (yo la contaba muchas cosas…), para darnos mimos, para dejarse acariciar, para todo, ella estaba allí…,y desde el primer día y para siempre estará en nuestros corazones
  
Hasta siempre mi pinsesota, mi pequeña, mi bolita, mi vaquita… nuestra Nala y la vuestra; la de todos aquellos que la habéis conocido, bien por foto, bien en persona, la de todos aquellos que habéis disfrutado de sus mimos, o de sus gruñidos… la de todos aquellos que la queréis y que se que la guardareis con cariño en un huequito especial de vuestros recuerdos y de vuestro corazón (porque una vez que se la conoce, es imposible no hacerlo).
  
Henar

 Tu amita… la que siempre estaba encima para darte la turra, componerte canciones bobas, inventarse mil nombres raros, darte mil besos, llorar mientras te achuchaba por todo lo que te quería, la que compartía las mañanas contigo enseñándote fotos nuestras y preguntándote “¿quién está aquí Nala?”, y persiguiéndote con el flash de la cámara para hacerte mil y una fotos, la que es cierto que prácticamente no te sacaba mucho a pasear, pero te quería (y te quiere tanto)… la que te tapaba muchas veces, la que estos últimos días te ayudaba a subir a la mantita para que no dejaras el culete fuera, la que te hacía collares, la que te pintaba (con mejor o peor parecido a la realidad…), la que pintaba tus manchas en cualquier sitio, la que lleva desde hace mucho y por mucho tiempo aún más en su fondo de pantalla (de móvil y ordenador) una foto tuya, nuestra, una de tantas…, la que disfrutaba oyéndote roncar aunque me despertaras a las tres de la mañana, la que se tiraba al suelo contigo y te contaba sus alegrías, sus tristezas y las cosas en general…, la que creía y cree que me escuchabas y me entendías, y de haber podido me habrías contestado… ¿cómo voy a quedarme ahora sola por las mañanas?, ¿quién me va a dar los buenos días?, ¿quién me va a acompañar a inspeccionar la casa como cuando estábamos solas y oía algún ruido? Y tantas y tantas cosas…
  
Hasta siempre mi pinsesota…

…un “bechito” en la nariz de los nuestros…



Tranquila Nala, hoy voy a dar a Henar muchos, muchos mimos.

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